En el año 1992, siendo secretario de turismo de esta ciudad bajo la intendencia de Jorge Busti, nos propusimos este gran desafío. Las posibilidades de concretar semejante proyecto eran casi nulas, pero sabíamos que con mucho trabajo y dedicación podríamos lograrlo.
En primer lugar, conseguimos un terreno fiscal donde hoy funcionan las Termas Vertientes de la Concordia. Recuerdo cuando se tenía que hacer la marcación para el lugar de la perforación: tiré una piedra y donde cayó se clavó una estaca, y ese fue el punto de perforación dice la reseña enviada a Diauno.ar por Alejandro Bahler.
Fue un trabajo ininterrumpido de 4 años. Comenzamos con los estudios geoeléctricos, los cuales nos llevaron a la certeza de un 90% de la existencia del acuífero termal. En ese momento, me reuní con el Ing. José Alberto “Pepe” Estenssoro, presidente de YPF, a quien solicité colaboración para la contratación de las máquinas perforadoras de una empresa brasileña. YPF se hizo cargo del 51% del costo, y el 49% restante fue absorbido por una UTE formada por empresarios hoteleros y gastronómicos.
Gracias a esto, ningún contribuyente de Concordia tuvo que aportar dinero. El riesgo fue 100% privado. Después de una espera de 41 días desde la perforación de la piedra basáltica, el 27 de junio de 1996, a la 1 am de la madrugada, comenzó a surgir lo más preciado de este espectacular proyecto: “El Agua Termal”.
Con una temperatura de 49 grados en boca de pozo y una alta calidad debido a los minerales que contenía, miles de personas han visitado nuestra zona termal desde aquel día hasta hoy, generando un desarrollo turístico, crecimiento en infraestructura y fuentes de trabajo, entre otros beneficios.
Siempre estaré agradecido a la vida por haber podido lograr este tan ansiado objetivo, así como también a Jorge Busti por haber creído en mí y apoyar siempre el proyecto.
ALEJANDRO BAHLER.
