Quienes lo conocen recuerdan que ya en 2007 comenzó a mostrar sus verdaderas intenciones. Fue invitado a sumarse al grupo justicialista que lideraban Fabián Cevey y Liliana Sgüerzo en Puerto Yeruá. Sin embargo, apenas horas después de una cena política organizada para darle la bienvenida, Benítez ya se encontraba negociando con el grupo opositor.
Su historial zigzagueante continuó en 2011, cuando terminó cerrando un acuerdo con Sebastián Telayna, un dirigente de fuerte raíz antiperonista, en un rejunte que volvió a perder ante el liderazgo de Cevey. Pero ni la derrota ni las convicciones lo detuvieron.
En 2019, y fiel a su estilo, volvió a hablar con Telayna –entonces armador local de Cambiemos–, pero solo si él podía encabezar la lista. Al no recibir una respuesta inmediata, Benítez desapareció… para reaparecer dos días más tarde del otro lado: hablando con Liliana Sgüerzo, entonces intendenta. De ahí en más, se selló un “pacto de sangre”: Benítez ingresó como empleado municipal y responsable del Área de Producción, y tiempo después fue ungido como candidato a dedo, tras una interna informal que ganó otro postulante pero fue anulada por la mismísima Sgüerzo con un “Acá el candidato es Daniel y se terminó”.
En su segundo mandato como intendente, Benítez devolvió el favor y colocó a Sgüerzo como viceintendenta. El círculo cerraba… hasta ahora.
En los últimos meses, mientras un grupo de jóvenes intendentes justicialistas formaba el colectivo “Sub 40” para disputarle el poder a las estructuras tradicionales del PJ, Benítez jugaba a dos puntas. Participaba activamente de las reuniones con los Sub 40 –que incluso se realizaban en Puerto Yeruá–, al mismo tiempo que mantenía contactos con figuras del peronismo derrotado, como Guillermo Michel y Adán Bahl.
“Hace apenas diez días que se nos dio vuelta”, confesó con sorpresa uno de los integrantes del Sub 40 a Diario del SUR Digital. La sorpresa se transformó en bronca al conocerse la lista presentada por Desafío Peronista, donde Benítez aparece como precandidato a senador suplente de Bahl.
Y como si fuera poco, según publicó el medio Análisis Digital, “el intendente de Puerto Yeruá, Daniel Benítez, había sido anunciado en un lugar expectante dentro del espacio Desafío Peronista. Sin embargo, la dinámica del armado electoral y la noticia de una condena reciente por violencia y discriminación laboral en su contra lo relegaron a una candidatura suplente”.
Así, el intendente de Puerto Yeruá vuelve a mostrar que, para él, lo único que importa es estar donde cree que puede obtener rédito personal. Aunque eso implique traicionar una vez más la confianza de quienes creyeron que, esta vez, iba a jugar limpio.
Fuente: Diario del Sur