Sin embargo, lejos de lograr una foto de unidad, la postal terminó provocando una ola de críticas en redes sociales. Militantes y referentes de base cuestionaron con dureza no solo a los dirigentes presentes, sino también el trasfondo del armado, al que acusan de estar desconectado de la realidad social y política que vive la ciudad.
“¿quién los eligió?”, “¿esa es la renovación?”, “siempre los mismos de siempre”, fueron algunos de los comentarios que circularon en publicaciones, estados de whatsapp y grupos de militancia. También hubo críticas al estilo de conducción, a la falta de autocrítica y al intento de forzar una centralidad que, según muchos, ya no representa a las bases ni al votante común.
La tensión no es nueva, pero esta vez tomó mayor volumen público. Lo que parecía ser un simple encuentro de referentes terminó visibilizando el malestar acumulado y la necesidad urgente de repensar los modos de construcción del peronismo en concordia. Mientras tanto, sectores que se sienten postergados o ninguneados dentro del espacio ya comenzaron a mover sus fichas por fuera de estas estructuras, marcando distancias con lo que llaman “la vieja política de rosca sin territorio”.
¿Se trató de una torpeza comunicacional o de una señal de desconexión total con el termómetro social? en cualquiera de los casos, la famosa foto fue mucho más que una postal: fue el disparador de un nuevo capítulo de disputas internas que promete seguir dando que hablar.
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