El resonar de las campanas es mucho más que un sonido: es un llamado, un recuerdo, una parte viva de la identidad local. Se escucha en distintos puntos de la ciudad y emociona tanto a vecinos como a quienes visitan concordia. Su ausencia fue notoria, y su regreso, sin dudas, será celebrado.
La puesta en valor de estas campanas representa un gesto de amor por el patrimonio cultural y religioso de la ciudad. Los voluntarios que están detrás de este proyecto lo hacen con compromiso, sin buscar protagonismo, pero merecen el reconocimiento de toda la comunidad. Muy pronto, el repique clásico volverá a llenar el aire de concordia, convocando a la reflexión, a la fe y al reencuentro con nuestras raíces.
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