El presidente se verá con el Sumo Pontífice el 12 de febrero y estará acompañado de tres ministros, de su hermana Karina y del Secretario de Culto, Francisco Sánchez, que había atacado al Papa cuando era diputado.
Pero Milei también estará acompañado de empresarios como Eduardo Eurnekian, Daniel Funes de Rioja y Alejandro Elsztain, hijo del dueño de IRSA y quien acercó a Milei a la organización judía ortodoxa Jabad Lubavitch.
En el Vaticano llama la atención que Milei se haya rodeado de empresarios para participar de una ceremonia espiritual. “Es como caer con botines a un partido de básquet”, dijeron desde Roma a LPO.
También hay malestar porque Milei eligió al Vaticano como su segunda escala luego de visitar a Israel. El presidente tiene un contrapunto extra con Francisco: quiere mudar la embajada a Jerusalén, pero el Papa rechaza esa idea, como lo hizo cuando Donald Trump propuso la misma idea que ahora pregona Milei.
El Papa define a Jerusalén como una ciudad única, “sagrada para los hebreos, cristianos y musulmanes” y prefiere mantener el “statu quo” como como capital de un estado judío y otro palestino.
“No sea cosa que ese día el Papa se levante resfriado”, advierten en el Vaticano ante el ruido que ya genera la visita de Milei.
El encuentro se dará días después de que el gobierno libertario, por medio de Sandra Pettovello, decidiera tercerizar parte de la ayuda alimentaria con la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Argentina (Aciera).
Fue una tocada de oreja a la Iglesia Católica, que horas antes del anuncio de la ministra de Capital Humano hizo una fuerte advertencia al gobierno nacional para que garantice la ayuda alimentaria a los comedores.
Pese al reto de la Iglesia y del acuerdo con los evangélicos, Pettovello se sumó a la comitiva de Milei en Roma.